Frontera armamentística
Las acusaciones de parte de los Estados Unidos y la Gran Bretaña
sobre las intenciones del gobierno ruso con respecto de sus satélites recién
colocados en órbita terrestre, son un síntoma más de una enfermedad que carcome
a la humanidad, de la agresión que está presente en nuestros seres.
Cada vez que la humanidad
conquista una nueva frontera del conocimiento, casi invariablemente haya
también la forma de usar como arma lo descubierto. Sucedió con la adaptación de
la pólvora para ser usada en armas de fuego, mucho más mortales que las predecesoras.
Aconteció también cuando aprendimos a dividir y fusionar el átomo, y utilizar
la gran cantidad de energía producida como la herramienta más poderosa de
muerte.
Hace años que la atmósfera de
nuestro planeta es una autopista donde circulan cada vez más objetos
artificiales, con propósitos diversos, pero normalmente enfocados en mejorar
nuestra vida y el entendimiento de nuestro entorno. Para asegurar el buen uso
del espacio aéreo se crearon acuerdos internacionales, comprometiendo a sus
suscritos a emplearlo con objetivos pacíficos.
No obstante, se antoja cuestión
de tiempo para que veamos hacerse realidad una nueva forma de muerte, una que
amenace la relativa estabilidad que en ocasiones logramos como sociedad. Una
maquinaria del caos y la destrucción que provenga de muy arriba, más allá del
alcance de la mayoría de las aeronaves.

Igualmente oscura, aunque quizá
un poco más improbable, seria la posibilidad de crear alguna suerte de arma
letal que ataque desde la atmósfera, tomando ventaja de la posición para asestar
un golpe certero en sitios estratégicos para vencer a un rival. Sin duda se
trata de un escenario apocalíptico que no debe sonarnos demasiado lejano o
alocado, después de todo, la historia está llena de tragedias humanas; y sin
problema se puede escribir un capítulo más en este cuento de terror.
Comentarios
Publicar un comentario