Diversificando la exploración del espacio

Esa curiosidad innata del ser humano, es la que nos ha llevado a través de los años a realizar grandes descubrimientos sobre nuestra existencia y sobre el cosmos infinito del que formamos parte.

Con el pasar de algunos miles de años, y especialmente en el transcurso de los últimos siglos, hemos sido capaces de entender mucho sobre nuestro entorno y sobre nosotros mismos. Sin embargo, hemos de ser humildes y aceptar que hay mucho que desconocemos y que posiblemente, nunca vayamos a saber todo sobre la magnificencia de la creación.  

El liberarnos de las cadenas de el egocentrismo, nos permitirá como especie mantener un rumbo de curiosidad y exploración, herramientas muy útiles para la evolución de los humanos. Sin embargo, existen muchos factores que hacen que la compleja sociedad humana se divida en naciones, el hombre siempre ha tenido el defecto de apartar a quienes cree que son diferentes, dificultando que el trabajo en equipo como especie de mejores resultados. 

La exploración espacial es una empresa cara económicamente hablando, lo que la hace accesible solo a un puñado de países. Por lo que usualmente los grandes avances en este campo del conocimiento son logrados solo por 1 o 2 estados. Es por ello que es agradable ver que esta baraja se amplíe, con otras organizaciones sumándose al esfuerzo humano de ampliar nuestro horizonte.

El despegue del Tianwen-1, un explorador  multifuncional  de origen chino, se une al satélite de los Emiratos Árabes Unidos, como misiones humanas con destino a Marte, enviadas esta misma semana. Anexo a ello, la NASA tiene programado en una semana el despegue de propio proyecto rumbo al planeta rojo: una nueva versión de su Rover, un explorador espacial. 

Dichas misiones tienen como objetivo el estudio a profundidad de la atmósfera y la superficie marcianas, además de un especial interés por el hielo presente en el planeta rojo. Sin embargo, no es fácil lograr una misión exitosa a tan lejano lugar; la mitad de los proyectos que fueron enviados a Marte no pudieron completar la travesía y lograr ser operativos en su destino. Aún así, la promesa de conocimiento que permita ampliar nuestro entendimiento del cosmos, hace que valga la pena el esfuerzo. 

Independientemente de los objetivos e intereses que motiven las misiones espaciales de nuestra era, debemos incentivar la llama de la exploración, seguir a nuestro corazón en su curiosidad infinita, liberar de ataduras a nuestro cerebro para que nos permita conocer al cosmos; y unirnos como seres humanos, para integrar un ser colectivo, que sea capaz de superar sus límites.   

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