El gran legado
Los rojos expandían su territorio vorazmente, extendiéndose mucho
más allá de sus orígenes desérticos, hasta las poderosas montañas del este.
Todo habitante en aquel vasto territorio le debía respeto a aquella
autoridad.
Las más bellas ciudades habían
sido anexadas en un estado todopoderoso, un ente que dominaba con autoridad de
hierro y cuya grandeza nunca había sido vista. El desarrollo de aquella cultura
abarcaba el arte más fina, magníficos edificios, y armas de guerra de primera línea.

Estos guerreros habían crecido
palmo a palmo con sus fieles compañeros equinos, forjando una mancuerna de
guerra nunca antes vista; llevando a cabo una danza que combinaba perfectamente
el ataque con flechas asesinas y la defensa con retiradas veloces. Su táctica
era perfecta, doblegaban a cuanta ciudad se encontraban en el camino; no
querían conquistar territorio, solo querían saquear a las naciones.
Con eficacia letal recolectaron
un botín inimaginable, testimonio de su dominio militar. El premio mayor, sin
embargo, estaba más al este de su posición actual; la campaña contra los rojos
comenzó a maquilarse.
Ambos bandos se había preparado
lo mejor que pudieron, considerando la importancia de una batalla militar; el
encontronazo bélico fue llevado a cabo. Los rojos defendieron cada palmo de
territorio, el fulgor del conflicto se extendió en cada torre de vigilancia, en
cada sección de muralla, en cada castillo, en todos lados había un frenesí de
sangre.
Las estrategias de contraataque
de la fuerza invasora tenían como objetivo ir minando poco a poco al rival;
hasta tenerlo a merced y reducirlo a cenizas. Las defensas de los rojos eran
formidables y se expandían de forma permanente, añadiendo secciones de murallas
y torres, llevando la ingeniería de la construcción a límites nunca antes
afrontados, debido a la extensión territorial del país. Los picos más
escarpados e inaccesibles de las montañas más grandes y poderosas, fueron
conectados por kilómetros de un muro macizo y alto.

Con el triunfo militar, los
guerreros de las estepas llenaron sus bolsillos y mucho más, llevando con sigo
cuanto pudieron cargar; valiosos tesoros fueron hurtados. Su legado de muerte
estaba lejos de terminar, pero por ahora el trabajo había sido completado, era
tiempo de volver a casa.
Casi cien años habían pasado
desde que salieron por primera vez de su tierra amada; 4 generaciones después
volverían a casa. Tras de sí dejaron un rastro de destrucción y muerte, el recuerdo
de sus acciones no sería olvidado.
La gran muralla roja sería
completada y perfeccionada poco después, erigiéndose como testimonio de la grandeza
de los rojos; quienes motivados por el miedo, combustible ideal para la
maquinaria humana, crearon la joya de su legado.
#InternaMente
#RelatoBélico
Comentarios
Publicar un comentario