El gran escape
La idea de que el Fürer hallara la forma de burlar el sitio de Berlín, y tomar rumbo con destino a su escape, luce cada vez más factible. Por ende, el argumento de su suicidio y posterior cremación, se cae a pedazos.
La narrativa histórica dice que Adolfo Hitler acabó con su propia vida, usando para ello un revolver; muriendo así junto a su amante, Eva Braun dentro del infame Führerbunker. Sin embargo, no existen pruebas fehacientes de que esto haya sido así.Dicho relato está sustentado únicamente por los testimonios de los soldados nazis, quienes dijeron haber cremado el cuerpo del dictador germano, antes de que llegaran los soviéticos; dejando restos humanos calcinados como resultado.
Ahora sabemos que ninguno de los mencionados testigos pudo verificar de forma alguna, que efectivamente estaban quemando los restos del canciller alemán. Tan solo pudieron ver una sabana envuelta en lo que parecía ser un cadáver.
Al no haber pruebas de que otra cosa hubiera ocurrido, los oficiales rojos asumieron como un hecho la muerte de Hitler. Aseguraron los restos carbonizados, y los transportaron a territorio soviético; donde permanecerían intocables durante décadas.
Recientemente científicos occidentales tuvieron acceso a los famosos restos antes mencionados, pudiendo realizarles pruebas de ADN; las cuales indicaron que dichos restos pertenecían a una mujer. Esto solo refuerza el hecho de que el cadáver del Fürer nunca fue hallado.
Por otra parte, la infraestructura subterránea nazi, proporcionaba una ruta de escape ideal; interconectando cientos de instalaciones a lo largo y ancho de Berlín, incluido el Führerbunker. No suena descabellado pensar que Hitler pudo emplear estas instalaciones para escapar como una rata de alcantarilla.
Una vez superado este trayecto, el camino sería por mar; con rumbo a algún puerto español, al cobijo de la dictadura “neutral” de Francisco Franco. A partir de donde, las mejores posibilidades de escape, se vislumbrarían en dirección a Sudamérica.Una tierra llena de nuevas oportunidades para un criminal de guerra con dinero en efectivo, listo para comprarse una nueva identidad; con la mira en el futuro, y con un legado atroz tras de sí.
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