El holandés volador

Uno de esos nombres celebres e
inolvidables es el de Johan Cruyff, autentico símbolo de una época en la cual
se encargo de revolucionar este bello deporte. Para aquellos que no tuvimos la
dicha de verlo jugar, nos queda nutrirnos de los elogios que una generación
entera le profesan, no solo elogios, si no testimonios puros del talento que el holandés volador desbordaba en cada encuentro.
Resulta imposible no ser parte de este
flujo de información que hace imborrable del imaginario colectivo del fútbol la
imagen del gran Cruyff, y es que no le bastó con hacerse figura del Guerrero, el Ajax al que supo
hacer tricampeón de Europa, ni con cambiar la mentalidad de un Barcelona que
estaba acostumbrado a encontrar el por qué de sus fracasos, a una mentalidad
donde se podía competir con el odiado rival, el Real Madrid, y en el que se
transformo en un equipo más que digno de observar.
Ni si quiera el haber sido el péndulo de
la maravilla conocida como la naranja
mecánica, su amada Holanda, que modificó la forma de jugar fútbol en los
años 70. No, no era suficiente, ya que el siendo un ganador, un rebelde,
alguien diferente; tuvo que dejar una huella más grande aún, y eso lo hizo
desde el banquillo, por ejemplo de aquel equipo catalán conocido como el dream team, un Barcelona que
enamoró con su juego y que sirvió de base para los posteriores logros
blaugranas ya por todos atestiguados en recientes años.
La Masía, la joya de cantera que posee el
Barcelonismo, fuente inagotable de futbolistas de gran estirpe, en la cual se
privilegia el talento antes que lo físico, y se forman seres humanos con
valores y mentalidad de hierro; debe bastante de su modelo a la ideología de
Johan Cruyff, no por nada se le estima tanto en Cataluña.
Y aun que todos
sabemos también de sus errores, como el sonado y poco productivo paso que tuvo
por Guadalajara, o su paso por Levante, a principios de los 80, donde exigió un
trato de dios del fútbol para hacer su trabajo en el empastado; debemos
recordar que es de humanos errar, y el también es un mortal al final de
cuentas.
En resumen se ha ido del mundo terrenal un
grande del fútbol, un personaje que supo hacerse grande, que dio su mejor
esfuerzo donde estuvo, y que hace que los románticos del balompié suspiremos al
imaginar como habría sido verle jugar... grande Johan!
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