DISA, el más grande
En cada lugar del planeta existen leyendas, historias que deleitan a generaciones de locales, ya sea por su fantasiosa expresión, ya sea por lo heroicos de sus hechos, ya sea por la realidad que las inspiro... dichas leyendas transgreden el tiempo y se arraigan en la cultura popular y echan raíces que inspiran a las generaciones siguientes.
El mundo del deporte no es una excepción, y de la misma forma cuenta con historias dignas de ser recordadas, de ser transmitidas, de ser enaltecidas... una de ellas fue inspirada, fue construida a través de los botines de una generación de futbolistas sin igual, que supieron maravillar por su estilo de juego, por su fiereza en la cancha, por la forma en que eran capaces de afrontar grandes retos y salir victoriosos. Esa es la historia del DISA.
Todo inicio allá por el segundo lustro de los 70`s en San Agustín del Palmar, un pintoresco y lindo pueblo perteneciente al municipio de Tezonapa, Veracruz; en aquel entonces un grupo de jóvenes de entre 12 a 15 años formo lo que seria conocido como Deportivo Infantil San Agustín, cuyas siglas integran DISA, un nombre que daría mucho de que hablar en los siguientes años.

Las victorias se acumulaban en fila, los encuentros le daban lustre a un equipo que en principio fue desconocido, pero que poco a poco fue extendiendo su reputación en toda la zona hasta hacer saber tan lejos como Córdoba, Orizaba, o la región del llano, pegado a Oaxaca quien era el DISA.
Batallas épicas, tuvieron muchas, quizá la más recordada aquella disputada en Tezonapa, la cabecera municipal, ante el equipo local, Deportivo Tezonapa, escenario ideal para otra cátedra de como confrontar los momentos difíciles, cancha ajena, el lugar a reventar de espectadores, un equipo rival que no baciló en gastos para obtener la victoria, puesto que contrató jugadores de Córdoba, Tierra Blanca y demás para armar un once inicial que fuera invencible.
Cualquier otro equipo no habría podido competir en igualdad de condiciones, sin embargo en un alarde de grandeza, de "tamaños", de deseos de demostrar que eran mejores, los valientes del DISA combatieron durante todo el partido contra futbolistas mucho mas fogueados, y combatieron de tal forma que la paridad se mantuvo hasta los tiros desde el punto penal, un final no apto para cardíacos. Quizá en ese momento las agallas habrían dado la victoria al DISA, sin embargo la historia y sobre todo, el contexto, decidió que fuese de otro modo, en aquel entonces la región de Tezonapa era dominada por pistoleros sin escrúpulos, que no dudaban en tomar una vida inocente por un simple capricho, esos hombres estaban presentes aquel día que pintaba para heroico, y esos hombres en un acto de cobardía descarada bajaron a intimidar con arma en mano al DISA, y a punta de cañón amenazaron contra sus vidas si no fallaban los tiros penales.
Los penales fueron herrados uno a uno con tal de salvaguardar la vida, ante la mirada fría de los cobardes empistolados, un triste final para una batalla enorme... que sin embargo lejos de empañar la reputación de los oriundos de San Agustín, demostró que hacia falta mas que fútbol para vencerlos, hacia falta un grupo de malhechores que atentara contra sus vidas para hacerles caer, si duda fue una victoria moral, una marca mas en la enorme huella que dejo una generación de extraordinarios futbolistas, un grupo de jóvenes que se transformaron en hombres enfundados en los colores de un equipo de época.
Muchos recordamos en la actualidad nombres y apodos como Julio "talo" García, "tito" y Benjamín Burgos, "zapato", "camota", José "pepito" Salomón, Jorge "coco" Rodriguez, Ramón Gutierrez "mirinda", Manuel Ponce, Efraín "pili" Burgos, Salomón Ortíz, Eduardo "callo" Aguilar, entre otros enormes futbolistas que supieron maravillar y llenar de emoción a quienes tuvieron la suerte de verlos jugar, y que con sus hazañas y sus agallas han motivado a cada jugador oriundo de San Agustín a tratar de emularlos, y a todo aquel que enfrente al DISA en la actualidad, a tratar de arrancarle una victoria, pero como podrán imaginar, eso no es nada sencillo de lograr.

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